En busca de la conciencia perdida II

El valor del deporte / El fútbol como principal exponente.
¿Se han puesto a pensar la importancia que tiene el deporte en nuestras vidas? ¿ Realmente son concientes de lo influyente que es el fútbol en nuestro país? Por más que estas parezcan preguntas con respuestas obvias, lo que a esta altura no es tan sencillo de ver es el por qué. Y es que sabemos que el fútbol mueve a millones de fanáticos en todo el mundo, aquí mismo en Argentina, pero hemos comenzado a confundir los motivos de semejante "amor".
Todos los deportes (y desde ya el balón pie) contienen en sí mismo varias enseñanzas y lecciones que son fácilmente trasladables a todos los aspectos de la vida. En esta certeza se fundamenta gran parte del valor que las personas le dan a estas prácticas. Compromiso, solidaridad, respeto y tolerancia son sólo algunos de los principios que se fomentan a través de las actividades deportivas: he aquí el motivo de su grandeza; he aquí el verdadero motivo de su masividad, por más que la actualidad y la realidad nos hagan creer otra cosa.
Así nos encontramos con que los jugadores más destacados, los más idolatrados son, en su mayoría, representantes de estos valores. Es por esto que la gente se identifica con ellos y no con los mercenarios - tan comunes en la actualidad - que se venden al mejor postor.
Sin embargo, el circo mediático enceguece la mirada de muchos y desvia la de otros. La imperiosa necesidad del éxito (esto ya no visto como aquél viejo sueño de ser campeón con "tu" equipo) puede muchas veces más que la fuerza de la dignidad y el honor, y el resultado es el fútbol que hoy en día tenemos, con equipos, jugadores y dirigentes preocupados por la salvación (económica) individual. Sólo ocupados por la patética realidad que se vive cuando las circunstancias o alguna crisis coyuntural así lo "merece".
Se podría sostener que el grado de profesionalismo actual alcanzado por el deporte (con el fútbol como principal exponente) han llevado a que este sea ya, necesariamente, sólo un negocio. Que el juego se perdió, que los valores han sido dejados de lado de manera irremediable. No obstante, la realidad muestra a instituciones ejemplo como el FC Barcelona, a jugadores que aún empiezan y terminan sus carreras con los colores que siempre amaron, a líderes por carisma y actitud que dentro del campo siguen compitiendo buscando la victoria enarbolando la bandera del esfuerzo, el valor y el respeto al rival.
Si esto es así - y de hecho que lo es - debemos tener esperanza. No tenemos que dejar de pelear por la vuelta de los códigos inherentes al deporte, más allá de que la realidad demuestre el fracaso de muchos de estos ideales.
Concientes de que el escenario muestra, aún, personajes y entidades honorables (aunque sean los menos) esto nos debe incitar a mantenernos inflexibles ante la derrota que parece mostrar la actualidad, a jamás darnos por vencidos. Buscando que, de esta manera, sean los mismos valores que masificaron al deporte y al fútbol en general los responsables de cambiar y construir una nueva realidad.

Por Santiago Grandi.

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